lunes, 27 de julio de 2015

Shhhhhhh


He leído hace poco la opinión de Esmeralda Fernández, que fue concejala de Hacienda del ayuntamiento de Talayuela, hablar sobre los ruidos y las juergas a altas horas de la noche en nuestro pueblo.




De hecho, esta semana pasada el Ayuntamiento ha emitido un bando donde se recuerda que este tipo de actuaciones son sancionables.

El problema del derecho al descanso y el derecho a divertirse es muy complejo. Personalmente, me ha tocado vivir ese difícil conflicto más veces de las que me gustaría: en La Madrila de Cáceres, allá por los años 90; en la Calle de la Marcha, en Navalmoral; en el barrio de Chueca, en Madrid. Ahora me toca vivirlo aquí.

Estoy bastante de acuerdo con Esmeralda cuando declara que está “harta, impotente, cansada ya, de tener que madrugar para trabajar y pagar impuestos, y no tener siquiera garantizado mi legítimo derecho al descanso en mi casa”. Comparto su opinión cuando analiza “la degradación cívica y de la convivencia” y considera que “en Talayuela ha llegado a extremos intolerables”. Pese a nuestras diferencias ideológicas, me siento como su hermano cuando dice que “de un tiempo a esta parte, la falta de educación, la carencia de cultura democrática (…) han convertido este municipio en una simple caricatura de un lugar habitable y civilizado”. Habría que preguntarle quién ha estado en el gobierno estos últimos años y qué han hecho al respecto…

Toda su rabia podría haber sido compartida por el resto de vecinos… hasta que se desnuda y se muestra. Porque ha caído en lo más sencillo y, a la vez, en lo más peligroso. 
¿Por qué digo esto? Juzguen:

A nadie se le obliga a estar en nuestro país si no lo desea, pero cuando se han de cumplir las leyes y costumbres que rigen en el mismo, gusten o no (sic).
(…) Es un problema agravado en época estival y en la celebración del Ramadán.

Sólo por este comentario  ha perdido toda la razón, razón que la acompañaba porque hablaba con sentido común hasta ese momento. Porque lo que acabamos de leer no es otra cosa que “el incívico es el de fuera y si no te gusta, te piras”.

Querida vecina: Tras leer tu opinión, y sin más ánimo que el del diálogo abierto –fíjate que no he usado ni un solo calificativo-, me gustaría que me contestaras a estas preguntas:

  •  ¿Dónde estabas tú cuando tus mismos vecinos hemos tenido que dormir con un corralito al lado, un corralito que podía cerrar a las 4 de la madrugada, de martes a domingo, mientras uno tenía que levantarse a repelar a las 6?

  • ¿Sabes la que se monta cada verano, con el buen tiempo, en la plaza del Quiosco de Juanjo desde 1985?
  •  El Yohama, ¿era antes o después de la llegada de los de fuera? ¿Y las fiestas en los aparcamientos en la piscina?

  •  ¿Dónde estabas tú cuando cada verano se reunían las y los vecinos con la silla en las aceras, algunos incluso sacando sus televisores, mientras otros madrugábamos?

  •  ¿Vives cerca del Recinto Ferial? ¿Qué le dices al vecindario que debe soportar una semana de ruido infernal cada abril?

  •     ¿Feria de agosto? ¿Vives cerca de la calle del mercadillo? No tengo nada más que añadir.
  • ¿Vives cerca del Polígono Egido? ¿Nunca te has deleitado con sus asiduos eventos festivos?

  •    ¿Qué pasa con los que no celebran los Carnavales?  ¿Y las finales de fútbol? ¿y las Navidades? ¿Y la Semana Santa? ¿Acaso son más piadosos los decibelios y nos dejan dormir?

En todos estos casos sacamos el lado bueno y somos comprensivos. Sin ir más lejos, yo odio el fútbol, pero entiendo que haya gente que le guste, por eso entiendo que algún día se celebre algo; entiendo cuando un vecino celebra su cumpleaños con una barbacoa y termina a las 5 de la mañana; entiendo cuando un vecino decide segar su césped a las 7 de la mañana justo el domingo, ese día que no madrugas.

Pero cuando tú no entiendes que en el Ramadán se haga ruido, entonces creo que el problema lo tienes tú. Si crees que el problema de la contaminación acústica de Talayuela se debe a los de fuera, tienes un problema. Lo tienen todos los que piensan que, antes de la llegada de los de fuera, Talayuela era el Edén.

No se puede ser demócrata y tolerante de 8 a 3. Si eres tolerante con unos, deber hacer el esfuerzo de serlo con todos

Por último, te dejo otra pregunta para, en lo posible, me puedas contestar:

¿Podrías ser más concreta y decirnos más exactamente a qué periodo te refieres cuando dices que “de un tiempo a esta parte se producen hechos incorrectos”? ¿Desde antes, durante  o después de estar trabajando en el Ayuntamiento? ¿Tomaste algún tipo de medida?

Espero que mi opinión sirva de diálogo abierto entre tú, todos los vecinos, y yo.






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