viernes, 8 de enero de 2016

No me toques el pajarito, que me pongo barroco

La pataleta de esta chica es más propia de una niña consentida que de una mujer con criterio.





Si hay algo que tiene Twitter, frente a otras redes, es la exposición del ingenio español, que es capaz de condensar una idea brillante en 140 caracteres.

Twitter es una biblioteca de Conceptismo del siglo XXI, al estilo del Siglo de Oro; es una muestra de que la inteligencia colectiva siempre supera a la individual, por mucho que haya estudiado en centros privadísimos; una prueba palpable de que nosotros somos más, pero también mejores que ellos.

Se pueden criticar muchas cosas, pero no me toques la chispa española, Cayetana.

Sí le doy la razón en que, a veces, esa red se convierte en un vertedero: cuando se esputan declaraciones con la clara intención de hacer daño. O cuando se usa con odio y con la intención de expandirlo. Si los tuiteros han dedicado un minuto de su precioso tiempo en responder a tu tuit es porque te lo mereces. 

Seguramente, la próxima vez que quieras usar a tu propia hija como arma política arrojadiza te lo pensarás dos veces.



















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