La estulticia no conoce fronteras.
Un par de aspirantes a artistas tenían previsto inaugurar hoy una exposición en Tel Aviv llamada Woman, Mother, Murderer: An Exhibit on Female Terror. Digo aspirante porque no me creo que unos creadores con talento deban acudir a lugares comunes. Y estos dos han acudido a unos cuantos.
En la exposición aparecían vírgenes cristianas -con sus niños Jesús- de Botticelli o Rafael, pero con las caras de inmoladas palestinas.
Cuando la Asociación de Prensa israelí ha decidido prohibir la exposición, en medio planeta se ha abierto el sempiterno debate ¿censura sí, censura no?
En una región como Oriente próximo, en una ciudad como Tel Aviv, justificarse diciendo que sólo quería plantear la pregunta de cómo una mujer, que nace para procrear y difundir el amor, puede cometer ese tipo de actos.
¿Pero esta tía es gilipollas?
¿No se acuerda de que es habitante del país terrorista por excelencia? ¿Dónde estaba hace unos meses, cuando el ejército sionista masacraba al pueblo palestino?
Un par de aspirantes a artistas tenían previsto inaugurar hoy una exposición en Tel Aviv llamada Woman, Mother, Murderer: An Exhibit on Female Terror. Digo aspirante porque no me creo que unos creadores con talento deban acudir a lugares comunes. Y estos dos han acudido a unos cuantos.
En la exposición aparecían vírgenes cristianas -con sus niños Jesús- de Botticelli o Rafael, pero con las caras de inmoladas palestinas.
Cuando la Asociación de Prensa israelí ha decidido prohibir la exposición, en medio planeta se ha abierto el sempiterno debate ¿censura sí, censura no?
En una región como Oriente próximo, en una ciudad como Tel Aviv, justificarse diciendo que sólo quería plantear la pregunta de cómo una mujer, que nace para procrear y difundir el amor, puede cometer ese tipo de actos.
¿Pero esta tía es gilipollas?
¿No se acuerda de que es habitante del país terrorista por excelencia? ¿Dónde estaba hace unos meses, cuando el ejército sionista masacraba al pueblo palestino?
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