sábado, 21 de mayo de 2011

Cui bono?


Mañana domingo habrá pasado toda una semana de convulsión social y personal.

He podido ver dos cosas: Por un lado, la gente que ya estaba activa, despierta, se emocionaba hasta el punto de llorar por lo que está ocurriendo en toda España (yo también he llorado); por otro, los que estaban narcotizados han despertado con un puñetazo en los morros así, sin esperarlo.

He visto cómo en el facebook de Democracia Real YA pasábamos de apenas 200 hace unos meses a 3000 hace dos semanas, 50000 el lunes, hoy 273000 -y creciendo-.

Entre esos dos grupos, los activistas y los neo-activistas por un cambio, se encuentra una burbuja desubicada, anonadada y absolutamente aterrorizada. Otrora en la cima de la masa mansa, la burbuja de políticos, periodistas, contertulios y demás caterva se sorprende rebotando sobre la masa crítica de Sol, Plaza Catalunya o Plaza Mayor cacereña como los balones de coca-cola en los conciertos. No saben qué hacer -esto no es nuevo-, pero lo más interesante es que no saben qué decir, que es, al fin y al cabo, lo único en lo que se han especializado.

De modo que tenemos a miles de españoles en la calle pidiendo acción de forma pacífica frente a una casta que debe reaccionar y, en cambio, la casta se tensa y se colapsa.

Hemos visto y oído que el movimiento 15-M ha sido orquestado por Rubalcaba, por los socialistas andaluces, por Bildu y ETA y, si les das tiempo, por los ummitas. Pero aún no hemos visto ningún atisbo de que quieran salir de una maldita vez de su burbuja y abandonen su cerebro binario que sólo entiende de dos polos: izquierda/derecha, PP/PSOE.

¡Necesitan un reseteo ya!

En la tertulias políticas los más avispados, en un alarde de erudición dialéctica, se preguntan:

¿A quién beneficia?


Y entonces se enzarzan en una pelea por saber si uno de los dos partidos obtendrá más votos por lo ocurrido. Al final llegan siempre a una conclusión equivocada. A unos u otros. Pero la respuesta no es esa. La respuesta es:

A todos, imbéciles, a todos menos a vosotros.

Pero nada. No podemos esperar más de ellos. Ellos siguen en su bucle, intentando entender por qué en Sol y no en Moncloa.


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