jueves, 22 de septiembre de 2016

Barato, barato, paisa

Que en España hay mucho que cambiar es evidente, pero si hay algo que urge es el valor que le damos a la educación y la formación.


Cuando vemos la educación en países como Finlandia se nos cae la baba. La reforma educativa siempre es una asignatura pendiente de nuestros dirigentes, incapaces de tomarse en serio algo tan básico como la formación de nuestra chavalada.

El problema se acrecenta cuando en nuestra sociedad no se valoran las cosas correctamente.


DE BELLOTAS, INTRUSISMO, CARO Y BARATO.


A mí no me comparessss.



Un típico caso es el siguiente: estás de cena con unos amigos y alguien dice que se ha comprado un jamón ibérico de bellota por 420€. Enseguida aparecerá otro amigo que diga: "Joer, pues yo me he pillao uno hace poco y me ha costado 99€". Probablemente haya pagado menos, pero habría que ver si era de bellota, ibérico y me atrevería a dudar si realmente era un jamón.

Otro ejemplo común es la amiga que llega con su anillo de diamantes y su alarde de haber conseguido una réplica del de Letizia por 249€ en Galería del Quieroynopuedista. A ver, querida, la palabra réplica significa justamente eso: que Letizia tiene diamantes, pero lo tuyo es mejor no acercarlo mucho al agua, no sea que se deshaga por ser un trozo de sal de mesa.

Presenciamos casos como estos a diario, nos atrevemos a comparar precios y no comparar calidades, o ¿es lo mismo un Dior comprado en Dior que un Dior comprado en el bazar de la esquina? Es un problema que afecta a muchas profesiones: nutricionistas, fisioterapeutas, psicólogos, constructores, guarderías, ...

Estamos cansados de ver en Chapuzas Estéticas a los destrozos que los doctores Dubrow y Nassif deben enfrentarse porque "una amiga me recomendó hacerme la rinoplastia en Tijuana, México", en una clínica que no era clínica, con un anestesista que brillaba por su ausencia y un cirujano que, en realidad, era carnicero.

El campo de la formación no reglada no es ajeno a este problema, y es un serio problema porque, en este caso, no estamos hablando de unas zapatillas, un jamón o una camiseta; estamos hablando de algo tan serio como la formación de nuestros hijos e hijas.

En un mercado libre cada cual se gasta el dinero donde crea conveniente. Personalmente he conocido familias que han preferido recortarse unas cañas los fines de semana para invertirlas en unas clases de inglés y piano para su hijo. Cuestión de prioridades.

Otra cosa es comparar un sitio con otro en función del precio. ¿Sabes si el centro en el que has matriculado a tu hija es homologado? ¿Sabes si cuentan con un seguro? ¿Estás seguro de que el profe de inglés es realmente profe? ¿Y de inglés? ¿Tiene, al menos, alguna titulación relacionada con el idioma? ¿Algún Curso de Adaptación Pedagógica, aunque sea? ¿Un triste cursillo de metodología?

En formación no reglada no podemos competir por abajo. Perderemos siempre. Alguien que se ha currado una carrera, una formación complementaria, específica, que ha invertido miles de horas de estudio y otros muchos miles de euros en esos estudios no podemos competir con alguien que no declara, no está titulado, no busca una calidad, sino que busca una cantidad.



Mientras me paguen...



Con la crisis hemos visto  muchos centros cerrar y la proliferación de personas que dan clases en sus casas. Dar clases a domicilio no es tan grave -todos hemos empezado así-, lo grave es dar clases de arte cuando no eres profesor de arte, dar clases de programación cuando no eres informático,  dar clases de inglés cuando no eres profesor de inglés, etc.

¡Es algo tan de sentido común que no deberíamos comentarlo! 

Por eso animo a los profesionales que no cedan a los intrusos. Vuestra formación y vuestra dedicación al alumnado tiene un valor y no podéis prostituirlo a la baja. Eso perjudica vuestra calidad y, lo más importante, a la formación que le deis a vuestro alumnado.









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