miércoles, 20 de septiembre de 2017

En nuestra casa vegana nos ha salido un hijo carnívoro



A ver, cosas peores se han visto, pero esto trastoca por completo el ritmo de nuestra casa, acostumbrada a una rutina alimentaria que, hasta ahora, nadie había cuestionado.

De nuestros abuelos aprendimos que lo mejor en caso de conflicto familiar es sentarse y hablar, y así lo hicimos. A continuación, os transcribo la interesante conversación que tuvimos los seis:

MAMÁ: Bueno, entonces a ver cómo lo hacemos, porque por una parte no podemos obligar a Carlos a limitar su dieta, pero por otra no podemos dejar que nos imponga la suya.

PAPÁ:  Y yo no doy más de sí: el trabajo, la compra, la comida para cinco y ahora un menú extra, pues como que no.

LOLA: Yo creo que es sencillo. En esta casa somos veganos, quien no quiera, puerta.

CARLOS: Bueno, yo también tengo mis derechos, guapa, que aquí todos aportamos al fondo común. Tú cómete tus brócolis, que yo ya me comeré mi chuletón.

SANDRA:  Pero somos cinco frente a uno, Carlos. No queremos carne en nuestras vidas, en nuestra cocina ni en nuestra nevera.

ALBERTO: ¡Pues ya está!  Alguien tendrá que hacer las maletas…

NURIA: Ya estamos con los maniqueísmos, ¡qué familia, oye! ¿No somos capaces de encontrar otras opciones? Parece que sólo hay dos soluciones: o Carlos se hace vegano o se pira. ¡Venga, que seguro que algo se nos ocurre!

CARLOS: Además, que sea omnívoro no significa que solo quiera comer chicha.

MAMÁ: Y la pequeña de la casa, ¿qué dice? Estás muy calladita con tu cuaderno y tu boli…

ROSANA: Mientras hablabais, me he dedicado a anotar algunas posibilidades. Si queréis, os las leo.

LOLA: ¡Venga!, porque a mí me parece que ya está todo dicho, a ver qué se te ha ocurrido.

ROSANA: Una primera opción es que el día que cenamos alcachofas, que a Carlos nunca le han gustado, que él se prepare algo de carne.

LOLA: ¡Qué asco! Cocinará en casa carne. ¡En nuestra sartén! ¡En nuestra cocina! Y luego ese olor en toda la casa…

ROSANA: Ya he pensado en eso: se puede preparar su comida en la barbacoa del jardín.

Otra opción es que coma carne cuando cena en casa de Laura. Laura es omnívora, pero cuando cena en casa, cena lo mismo que nosotros. Podrían acordar que coman carne cada martes, cuando Carlos cena con Laura.

También había pensado que el día que quiera carne, puede pedir comida preparada y cenar en la cocina, no en el comedor con el resto, ¡algún sacrificio debe hacer!

CARLOS: Sí, sí, a mí no me importaría cenar solo ese día, eso lo entiendo.




El resto de la charla no os la transcribo porque ya empezamos a hablar de otras cosas, como nos pasa siempre. El caso es que Carlos a veces come carne en casa de Laura, a veces se pide algo y con el buen tiempo se cocina sus cosas en la barbacoa.

Si es que no hay nada mejor que hablar.






No hay comentarios:

Publicar un comentario