A ver, cosas peores se han visto, pero esto trastoca por completo el ritmo
de nuestra casa, acostumbrada a una rutina alimentaria que, hasta ahora, nadie
había cuestionado.
De nuestros abuelos aprendimos que lo mejor en caso de conflicto familiar
es sentarse y hablar, y así lo hicimos. A continuación, os transcribo la
interesante conversación que tuvimos los seis:
MAMÁ: Bueno, entonces a ver cómo lo hacemos, porque por una parte no
podemos obligar a Carlos a limitar su dieta, pero por otra no podemos dejar que
nos imponga la suya.
PAPÁ: Y yo no doy más de sí: el trabajo, la compra, la comida para cinco y ahora un menú extra, pues como que no.
PAPÁ: Y yo no doy más de sí: el trabajo, la compra, la comida para cinco y ahora un menú extra, pues como que no.
LOLA: Yo creo que es sencillo. En esta casa somos veganos, quien no quiera,
puerta.
CARLOS: Bueno, yo también tengo mis derechos, guapa, que aquí todos aportamos al fondo común. Tú cómete tus brócolis, que yo ya me comeré mi chuletón.
SANDRA: Pero somos cinco frente a
uno, Carlos. No queremos carne en nuestras vidas, en nuestra cocina ni en
nuestra nevera.
ALBERTO: ¡Pues ya está! Alguien
tendrá que hacer las maletas…
NURIA: Ya estamos con los maniqueísmos, ¡qué familia, oye! ¿No somos
capaces de encontrar otras opciones? Parece que sólo hay dos soluciones: o
Carlos se hace vegano o se pira. ¡Venga, que seguro que algo se nos ocurre!
CARLOS: Además, que sea omnívoro no significa que solo quiera comer chicha.
MAMÁ: Y la pequeña de la casa, ¿qué dice? Estás muy calladita con tu
cuaderno y tu boli…
ROSANA: Mientras hablabais, me he dedicado a anotar algunas posibilidades. Si queréis, os las leo.
LOLA: ¡Venga!, porque a mí me parece que ya está todo dicho, a ver qué se
te ha ocurrido.
ROSANA: Una primera opción es que el día que cenamos alcachofas, que a
Carlos nunca le han gustado, que él se prepare algo de carne.
LOLA: ¡Qué asco! Cocinará en casa carne. ¡En nuestra sartén! ¡En nuestra
cocina! Y luego ese olor en toda la casa…
ROSANA: Ya he pensado en eso: se puede preparar su comida en la barbacoa
del jardín.
Otra opción es que coma carne cuando cena en casa de Laura. Laura es
omnívora, pero cuando cena en casa, cena lo mismo que nosotros. Podrían acordar
que coman carne cada martes, cuando Carlos cena con Laura.
También había pensado que el día que
quiera carne, puede pedir comida preparada y cenar en la cocina, no en el
comedor con el resto, ¡algún sacrificio debe hacer!
CARLOS: Sí, sí, a mí no me importaría cenar solo ese día, eso lo entiendo.
…
El resto de la charla no os la transcribo porque ya empezamos a hablar de
otras cosas, como nos pasa siempre. El caso es que Carlos a veces come carne en
casa de Laura, a veces se pide algo y con el buen tiempo se cocina sus cosas en
la barbacoa.
Si es que no hay nada mejor que hablar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario