Hoy que el avi estaba de buenas, lo hemos convencido para dar una vuelta por el pueblo que tanto quiere y que lo vio nacer, Cuacos de Yuste.
Tres generaciones y una fuente |
Comida en Losar, baño en Jarandilla y paseo con helado en Cuacos, que la Vera es ese rincón del mundo donde no te puedes quedar en un solo sitio y quieres estar en todos.
Íbamos bajando la calle donde nació nuestro perdonao* cuando nos hemos topado con una familia que parecía llegar de no sabemos dónde. Tras el saludo y el típico "y tú, ¿de quién eres?", ha llegado el cúmulo de casualidades con una historia que empieza hace sesenta años...
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La avia y su camiseta de Cuacos |
A pesar de no reconocerse —el transcurso del tiempo y la memoria tienen esas cosas— los dos patriarcas han comenzado a hilvanar la historia de esta y aquella familia, y aun esta otra, y lo interesante es que ambos han seguido el mismo camino: el hambre aprieta en la posguerra y se van a Barcelona, más concretamente a Hospitalet, bueno, siendo más preciso, vivieron en la calle Levante... ¡los dos!
— ¡Si nos hemos tenido que cruzar miles de veces, y sin saber que éramos de Cuacos!
Es entrañable escucharlos hablar de lo duro que fue irse, lo agridulce que fue la primera vuelta después de veinte años, como si hubiera que desprenderse del dolor que supuso la partida y vestirse después con el valor suficiente para reencontrarse con sus raíces que, además, ya no eran como las imaginaban. Y más nombres, y más recuerdos, y más familias.
Como la vida tiene tramas que superan la ficción, la casualidad ha querido que ambos se casaran con una cordobesa...
— ¿Cordobesa? ¡Anda!, como mi mujer, que es de Aguilar de la Frontera.
— ¡¡¡Pero qué dices, si mi mujer también es de Aguilar!!!
La calle Ancha, la calle Pozo, el Pilón, la calle Calvario..., ellas empiezan el relato de sus vidas en el pueblo y a tejer su propio archivo de familias y recuerdos.
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La plaza y el helado |
¡La carambola ha sido de traca! Siempre pienso que cada persona tiene una historia interesantísima que contar. Y siempre pienso que alguien debería escribir cada una de esas historias antes de que se pierdan. Yo al menos aquí dejo el hilván...
*Otro bastardo, menos conocido que Jon Snow, es el causante de que a los cuacareños se les conozca con el sobrenombre de los perdonaos.
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