Bueno. Tenía que contarlo un día u otro, así que hoy me ha parecido el ideal para revelar la verdad de todo el proceso y gratismente (Sálvame, DEC o similares habrían sido un aliciente, no creas).
El caso es que, como todo el mundo sabe, Elvis NO murió el 16 de agosto de 1977 en Memphis, sino que fue una estratagema para entrar en un voluntario anonimato a partir de entonces.
Durante mucho tiempo estuve investigando su posible ubicación, y por momentos estuve a punto de desistir en tan arduo intento. Pero, como pasa en estos casos, cuando menos te lo esperas una nueva pista me condujo a él:
Gracias a la encomiable labor de los Servicios de Inteligencia de MN* logré retomar el camino que, esta vez, me condujo a una misteriosa población de pocos vecinos perdida en medio de ninguna parte.
Nada más lejos de mi intención que acabar con la vida del Rey: en realidad, pretendía desde el primer momento mostrar al mundo mi hallazgo, pero estas cosas pasan...
El asalto a la vivienda de Elvis no fue muy dificultoso, en contra de lo que se pueda suponer, y ya una vez dentro, le propuse que se entregara o que le dispararía un dardo tranquilizante si se oponía. Tras una breve negociación (le prometí una pizza familiar) aceptó montar en mi coche.
Hasta entonces todo había salido mejor de lo esperado. El momento en que todo empezó a torcerse fue cuando encendí la radio y en Cadena 100 arrancó a sonar Judas, de Lady Gaga.
Elvis empezó a temblar primero, luego sus ojos bizqueaban; lo siguiente fue la emisión de una mezcla nauseabunda de espumarajos y pepperoni... Tenía que actuar rápido. Y entonces improvisé. Esto me recuerda que tengo que aconsejarte algo:
El caso es que, como todo el mundo sabe, Elvis NO murió el 16 de agosto de 1977 en Memphis, sino que fue una estratagema para entrar en un voluntario anonimato a partir de entonces.
Durante mucho tiempo estuve investigando su posible ubicación, y por momentos estuve a punto de desistir en tan arduo intento. Pero, como pasa en estos casos, cuando menos te lo esperas una nueva pista me condujo a él:
Gracias a la encomiable labor de los Servicios de Inteligencia de MN* logré retomar el camino que, esta vez, me condujo a una misteriosa población de pocos vecinos perdida en medio de ninguna parte.
Nada más lejos de mi intención que acabar con la vida del Rey: en realidad, pretendía desde el primer momento mostrar al mundo mi hallazgo, pero estas cosas pasan...
El asalto a la vivienda de Elvis no fue muy dificultoso, en contra de lo que se pueda suponer, y ya una vez dentro, le propuse que se entregara o que le dispararía un dardo tranquilizante si se oponía. Tras una breve negociación (le prometí una pizza familiar) aceptó montar en mi coche.
Hasta entonces todo había salido mejor de lo esperado. El momento en que todo empezó a torcerse fue cuando encendí la radio y en Cadena 100 arrancó a sonar Judas, de Lady Gaga.
Elvis empezó a temblar primero, luego sus ojos bizqueaban; lo siguiente fue la emisión de una mezcla nauseabunda de espumarajos y pepperoni... Tenía que actuar rápido. Y entonces improvisé. Esto me recuerda que tengo que aconsejarte algo:
Cuando secuestres a un mito que se da por muerto (Marilyn, sin ir más lejos, o Kennedy o Jacko o Justin Bieber) no improvises nada, y no le des pizza.
El caso es que tenía la pistola de dardos tranquilizantes en la guantera y no me lo pensé: ¡ZAKA! Le planto un dardazo en ese pedazo de muslamen.
Supongo que fue la combinación del dardo con la pizza y la Pepsi Max, el caso es que, al llegar a casa, me di cuenta de que, lejos de estar bajo los efectos del somnífero, lo estaba bajo los de la Parca.
Nuevamente había que pensar rápido: no podía mostrar al mundo que Elvis estaba vivo ¡y voy y me lo cargo! de modo que metí el coche en el jardín, cubiqué el volumen necesario para un agujero y, después de mucho cavar, deposité el cadáver en la fosa mientras Love me Tender sonaba en el mp3 del coche a modo de homenaje.
24 horas de vigilia después -debido a lo que había hecho y al cansancio de todo el lamentable proceso- una idea me vino a la cabeza, lo que me recuerda que tengo que darte un nuevo consejo:
Supongo que fue la combinación del dardo con la pizza y la Pepsi Max, el caso es que, al llegar a casa, me di cuenta de que, lejos de estar bajo los efectos del somnífero, lo estaba bajo los de la Parca.
Nuevamente había que pensar rápido: no podía mostrar al mundo que Elvis estaba vivo ¡y voy y me lo cargo! de modo que metí el coche en el jardín, cubiqué el volumen necesario para un agujero y, después de mucho cavar, deposité el cadáver en la fosa mientras Love me Tender sonaba en el mp3 del coche a modo de homenaje.
24 horas de vigilia después -debido a lo que había hecho y al cansancio de todo el lamentable proceso- una idea me vino a la cabeza, lo que me recuerda que tengo que darte un nuevo consejo:
Cuando mates a un mito que se da por muerto y lo entierres, acuérdate antes de hacerle una fotillo, aunque sea con el móvil, para mostrarle al mundo que fuiste tú quien, efectivamente, lo mataste.
En fin, amigo. Pensé que era un buen día para contarte mis tribulaciones con uno de los personajes que más han dado que hablar en los últimos tiempos.
Eso sí: no me pidas que te lo demuestre.
Eso sí: no me pidas que te lo demuestre.
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*MN: Muchachada Nui
Nota: Me comunican que Justin Bieber no ha muerto aún. Cachissssss.
Nota: Me comunican que Justin Bieber no ha muerto aún. Cachissssss.
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